martes, 27 de agosto de 2013

Arándanos de
porcelana tibia
crujen de dolor.

Cuentos a la
plancha, trinchados con el
frasco de lata.

Se perdieron
en el bosque profundo
y comieron mal.

El biquini de
queso azul y melón
se derritió.

Recogieron al conejo en la playa. Al día siguiente él fue el único que quedaba en la casa.

La dona era peligrosa, sí. Pero aun así nadie esperaba que robara aquel banco y se llevara el auto del dueño.

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