lunes, 10 de junio de 2013

Mustias rosas
adornan la cabeza
de Artemisa.

Hiede de la
noche a la mañana
en la mansión.

Ahogado el
hijo, revivido el
deseo de más.

Máscara del mar
estallan de color en los
montes bajones.

No eran tiempos más felices. Sólo eran más aburridos.

El secreto de su alegría fue que mataba a todos los que no le gustaban y agasajaba a los que sí.

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