martes, 7 de mayo de 2013

Níveo cono
de tránsito. Chocaron
miles de autos.

Linóleo de
la amalgama triste
de trompetazos.

Llora por mí, mi
querido enemigo;
siempre amé...

Fuimos santos
en el infierno. En
el cielo, no.

Jugaban a quererse. Esa era su mayor venganza.

En una mano llevaba el pastel. En la otra el veneno. Y en la otra un cuchillo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario