lunes, 6 de mayo de 2013

Marianito
amó a Juanito
como ninguno.

Era sexo sin
cama ni bandera, ni
cruz solapada.

Termitas en el
filo de una noche
de invierno.

No modesto el
señor. Sangró como los
malos toreros.

La última gansa del mundo daba huevos de bronce. A nadie le importó.

¿Quién te dice a ti que no es el infierno el que está arriba y vivimos pisoteando a los ángeles?

No hay comentarios:

Publicar un comentario